APOFISITIS O DOLORES DEL CRECIMIENTO de la rodilla
Síndrome de Sinding-Larsen-Johansson y Síndrome de Osgood Schlatter.
SÍNDROME DE SINDING-LARSEN-JOHANSSON
¿Qué es este síndrome cuyo nombre no puedo acordarme?
El síndrome de Sinding-Larsen-Johansson es una de las causas del dolor de rodilla durante el crecimiento entre los 9 y 14 años, es decir, durante períodos de crecimiento rápido o «estirones» y está originado por una tracción excesiva del tendón rotuliano sobre la apófisis de la base de la rótula.
Cuando llamamos “dolores del crecimiento” queremos indicar que los síntomas desaparecerán a medida que el esqueleto se desarrolle. Actualmente, hemos puesto “nombres y apellidos” a muchos dolores del crecimiento, denominándose: Enfermedad de Sever, Freiberg, Osgood-Schlatter, Sindeing-Larsen-Johansson… Todas estas enfermedades, en general, tienen un denominador común: exceso de tensión mecánica en un hueso inmaduro (apófisis).
Las apófisis son “salientes” de hueso donde se insertan los tendones que actúan como palanca para mover las articulaciones. Dichas apófisis tienen un núcleo de osificación diferente que el resto del hueso (nacemos con cartílagos que van osificándose durante el crecimiento) y se van uniendo al hueso a distintas edades. Es por ello, que cada apofisitis, aparece únicamente en edades muy características y siempre antes de que se establezca la osificación definitiva. Es decir, un exceso de tensión mecánica sobre un tendón puede originar, en niños, apofisitis (zona más débil de cartílago) y, en adultos, tendinitis o entesitis (ya que la apófisis fusionada al resto del hueso es muy resistente mecánicamente y será el tendón el que sufra). ¡¡¡¡Esto hace que sean enfermedades autolimitadas con la edad y de muy buen pronóstico!!!
En el caso del Síndrome de Sinding-Larsen-Johansson la apófisis de la base de la rótula es la afectada por la excesiva tensión del tendón de rotuliano, lo que hace que se inflame el cartílago y se produzca dolor, pudiendo incluso a producir microrroturas del tejido óseo.
Afecta a población adolescente entre 10 y 15 años, que practican deportes de salto y aceleraciones como baloncesto, voleibol, fútbol, tenis, gimnasia y fútbol americano y es bilateral en el 20-30% de los casos.

Causas y factores. Ejercicio excesivo en hueso inmaduro!
La rótula está conectada a la tibia a través del ligamento o tendón rotuliano. Durante el crecimiento, el tendón no se inserta directamente en el hueso, sino que lo hace en el cartílago de crecimiento rotuliano (placa epifisaria) ubicado en la base de la rótula. La tensión reiterada sobre el tendón rotuliano debido a la contracción del cuádriceps en diversos deportes puede hacer que el cartílago de crecimiento se irrite y se inflame.
En períodos de crecimiento rápido, la velocidad de dicho crecimiento en músculos y huesos no es la misma, siendo mucho mayor a nivel óseo que muscular, lo que genera un acortamiento relativo de los tendones que incrementa la tensión sobre las inserciones tendinosas. La tensión excesiva o repetitiva en el borde inferior de la rótula puede hacer que el cartílago de crecimiento (placa epifisaria) se irrite y duela.
Existen diversos factores favorecedores para el desarrollo del síndrome de Sinding-Larsen-Johansson:
- Deportes que implican correr y/o saltar: es típico el atletismo, pero hay otros como el fútbol, la gimnasia, el baloncesto, y el hockey sobre hierba, que también ejercen estrés sobre la rótula.
- Entrenamiento excesivo o incorrecto: incrementar de forma brusca los kilómetros de carrera o sobreentrenar tras un periodo de inactividad. También la forma de correr incorrecta o un calzado inadecuado pueden condicionar exceso de tensión.
- Debilidad o rigidez del músculo cuádriceps, cuya contracción permite proteger la tensión sobre el tendón.
- Actividades que sobrecargan la rodilla, como subir y bajar escaleras, ponerse de cuclillas, sentadillas…

Síntomas. Me duele la rodilla tras la actividad deportiva, lleva ya mucho tiempo y no termina de mejorar…
Es típico el dolor a temporadas en la parte inferior de la rótula que se incrementa con el ejercicio o actividades como correr, subir escaleras, saltar, agacharse o arrodillarse.
Puede aparecer hinchazón y sensibilidad alrededor de la rótula, así como un bulto hinchado en el polo inferior de la rótula.
Diagnostico. Sencillo: clínica y edad de presentación!
La sintomatología, instauración, relación con la actividad y edad de presentación son suficientes para establecer el diagnóstico.
Las pruebas complementarias no son necesarias en la mayoría de las ocasiones, pero pueden ayudar en caso de duda diagnóstica:
- Ecografía: puede evidenciar el estado de la placa epifisaria y de la inserción del tendón rotuliano.
- Radiografía: puede mostrar una protuberancia en la base de la rótula, calcificaciones o fragmentaciones (son signos muy típicos de esta patología).
- Resonancia magnética: sólo en ocasiones, para descartar patología del cartílago rotuliano y evaluar el estado del tendón y apófisis rotuliana.

Tratamiento. ¡¡¡Papás, no os preocupéis, esta enfermedad se cura con el tiempo y casi nunca deja secuelas!!!
En primer lugar hay que explicar a los padres y al paciente la naturaleza benigna del proceso, así como su evolución y resolución espontánea. Es una enfermedad que dura 2-3 años, con episodios de mejoría y recidivas pero que terminará curando sin secuelas entre los 13-15 años.
La finalidad del tratamiento es eliminar o aliviar el dolor manteniendo las actividades del niño en la medida que sea posible. Conviene evaluar qué actividades deportivas realiza el niño y si éstas se realizan de una forma adecuada, con la intensidad óptima y con un calzado apropiado. Por tanto, habitualmente reducimos la actividad pero no la retiramos por completo, dado que evolución, aunque sea con recaídas, será favorable y no vamos a impedir realizar deporte alguno en 2-3 años.
La aplicación de frío local, la utilización de una ortesis (cincha) o vendajes (que reduzcan la tracción del cuádriceps) o la medicación antiinflamatoria pueden ayudar a aliviar las molestias en los brotes más intensos de dolor, así como reducir la intensidad de la actividad deportiva.
Se debe acompañar, en casos más severos o duraderos, de fisioterapia y readaptación deportiva con ejercicios de estiramiento para reducir la tracción del tendón rotuliano sobre la base de la rótula dado que, como hemos dicho, presenta un acortamiento relativo del músculo-tendón respecto al hueso. Las tecnología Indiba activ®, bomba diamagnética y el entrenamiento de restricción de flujo Mad Up® permite desinflamar y reacondicionar el tendón de forma más rápida.
Debemos saber que la enfermedad cura sin secuelas funcionales pero a veces presenta una deformidad estética en el borde inferior de la rótula que puede incrementar la fricción sobre el tendón rotuliano y predisponer a tendinitis proximal del rotuliano en el adulto.
En Osium Trauma y Synergia hemos desarrollado la Unidad interdisciplinar de Traumatología Deportiva formada por médicos, podólogos, fisioterapeutas y readaptadores especializados en patologías deportivas que afectan a la rodilla en el adulto y también en el niño, ya que cada vez son más frecuentes las lesiones por sobreuso en adolescentes.
SÍNDROME DE OSGOOD-SCHLATTER
¿Qué es esta palabra tan rara?
El síndrome de Osgood-Schlatter es una apofisitis por tracción de la tuberosidad tibial anterior (TTA) que ocurre niños esqueléticamente inmaduros que realizan actividad deportiva.
Cuando llamamos “dolores del crecimiento” queremos indicar que los síntomas desaparecerán a medida que el esqueleto se desarrolle. Actualmente, hemos puesto “nombres y apellidos” a muchos dolores del crecimiento, denominándose: Enfermedad de Sever, Freiberg, Osgood-Schlatter… Todas estas enfermedades, en general, tienen un denominador común: exceso de tensión mecánica en un hueso inmaduro (apófisis).
Las apófisis son “salientes” de hueso donde se insertan los tendones que actúan como palanca para mover las articulaciones. Dichas apófisis tienen un núcleo de osificación diferente que el resto del hueso (nacemos con cartílagos que van osificándose durante el crecimiento) y se van uniendo al hueso a distintas edades. Es por ello, que cada apofisitis aparece únicamente en edades muy características y siempre antes de que se establezca la osificación definitiva. Es decir, un exceso de tensión mecánica sobre un tendón puede originar en niños, apofisitis (zona más débil de cartílago) y, en adultos, tendinitis o entesitis (ya que la apófisis fusionada al resto del hueso es muy resistente mecánicamente y será el tendón el que sufra). ¡¡¡¡Esto hace que sean enfermedades autolimitadas con la edad y de muy buen pronóstico!!!
En el caso del Síndrome de Osgood-Schlatter la apófisis o tuberosidad tibial anterior (TTA) es la afectada por la excesiva tensión del tendón de rotuliano, lo que hace que se inflame el cartílago y se produzca dolor pudiendo incluso a producir microrroturas del tejido óseo.
Afecta a población adolescente entre los 12-16 años (varones) y entre los 10-14 años (mujeres) que practican baloncesto, voleibol, fútbol, tenis, gimnasia y fútbol americano y es bilateral en el 20-30% de los casos.

Causas y factores. Ejercicio excesivo en hueso inmaduro!
El síndrome se desarrolla en niños y adolescentes de 10-16 años durante la etapa de crecimiento acelerado que se da en la pubertad, en donde el crecimiento óseo excede la capacidad de alargamiento y desarrollo de los músculos y tendones. Este acortamiento relativo del músculo cuádriceps hará que se ejerza una fuerza de tracción excesiva sobre la apófisis de la tuberosidad anterior de la tibia, principalmente de deportes que impliquen correr, saltar y cambios de ritmo como el fútbol, rugby…
Los factores que incrementan la tracción del tendón rotuliano son las siguientes:
- Factores funcionales: exceso de entrenamiento, estiramiento inadecuado, falta de acondicionamiento, practica de determinados deportes (gimnasia, fútbol, básquetbol, voleibol y ballet), obesidad…
- Factores anatómicos: Desalineación de las rodillas (varo o valgo), ángulo Q aumentado, rótula alta, escasa flexibilidad musculatura anterior…

Síntomas. Me duele la rodilla tras la actividad deportiva, lleva ya mucho tiempo y no termina de mejorar…
El síntoma principal es el dolor a temporadas en la tuberosidad tibial, que incrementa gradualmente durante el ejercicio y que disminuye una vez cesada la actividad física.
Con frecuencia presenta edema e inflamación en la tuberosidad tibial haciendo evidente una prominencia en la tibia.
En fases más agudas puede producir alteración de la marcha (marcha antiálgica) y limitación funcional para actividades deportivas o de la vida diaria como subir escaleras.
Normalmente esta sintomatología desaparece con la culminación de la maduración ósea (después de los 14 ó 16 años). Los síntomas anteriormente mencionados pueden aparecer en ambas rodillas, sin embargo, el dolor suele ser peor en una más que en la otra. Además, es importante destacar que existen casos asintomáticos (que no padecen ninguna sintomatología) por lo que son detectados de manera accidental, por un examen radiológico realizado por otros motivos.

Diagnostico. Sencillo: clínica y edad de presentación!
La sintomatología, instauración, relación con la actividad y edad de presentación son suficientes para establecer el diagnóstico.
Las pruebas complementarias no son necesarias en la mayoría de las ocasiones, pero pueden ayudar en caso de duda diagnóstica:
- Ecografía: puede evidenciar el estado de la placa epifisaria y de la inserción del tendón rotuliano.
- Radiografía: puede mostrar una protuberancia en la apófisis tibial anterior, calcificaciones o fragmentaciones (son signos muy típicos de esta patología).
- Resonancia magnética: sólo en ocasiones, para descartar patología del cartílago rotuliano y evaluar el estado del tendón y apófisis tibial.

Tratamiento. ¡¡¡Papás, no os preocupéis, esta enfermedad se cura con el tiempo y casi nunca deja secuelas!!!
En primer lugar hay que explicar a los padres y al paciente la naturaleza benigna del proceso, así como su evolución y resolución espontánea. Es una enfermedad que dura 2-3 años, con episodios de mejoría y recidivas, pero que terminará curando sin secuelas entre los 14-16 años.
La finalidad del tratamiento es eliminar o aliviar el dolor manteniendo las actividades del niño en la medida que sea posible. Conviene evaluar qué actividades deportivas realiza el niño y si éstas se realizan de una forma adecuada, con la intensidad óptima y con un calzado apropiado.
La aplicación de frío local, la utilización de una ortesis o vendajes (que reduzcan la tracción del cuádriceps) o la medicación antiinflamatoria pueden ayudar a aliviar las molestias en los brotes más intensos de dolor, así como reducir la intensidad de la actividad deportiva.
Se debe acompañar, en casos más severos o duraderos, de fisioterapia y readaptación deportiva con ejercicios de estiramiento para reducir la tracción del tendón rotuliano sobre la tuberosidad tibial anterior dado que, como hemos dicho, presenta un acortamiento relativo del músculo-tendón respecto al hueso. Las tecnología Indiba activ®, bomba diamagnética y el entrenamiento de restricción de flujo Mad Up® permite desinflamar y reacondicionar el tendón de forma más rápida.
De forma muy excepcional puede producirse una fractura por tracción, lo que precisaría una inmovilización enyesada hasta la curación o una intervención quirúrgica.
Debemos saber que, aunque la enfermedad cura sin secuelas funcionales (salvo deformidad estética: protusión de la TTA), en ocasiones en adultos puede presentar dolor por fricción de las calcificaciones crónicas de la TTA sobre el tendón rotuliano, dando lugar a tendinitis del rotuliano, tipo distal, que se ha explicado en el apartado “tendinitis del tendón rotuliano”. En estos casos, en adultos, si no mejora con tratamiento conservador fisioterápico y terapias regenerativas, puede precisar ocasionalmente tratamiento quirúrgico.
En Osium Trauma y Synergia hemos desarrollado la Unidad interdisciplinar de Traumatología Deportiva formada por médicos, podólogos, fisioterapeutas y readaptadores especializados en patologías deportivas que afectan a la rodilla en el adulto y también en el niño, ya que cada vez son más frecuentes las lesiones por sobreuso en adolescentes.