Neuropatía del radial o síndrome de la arcada de froshe

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Neuropatía del radial o síndrome de la arcada de froshe

NEUROPATÍA DEL RADIAL O SÍNDROME DE LA ARCADA DE FROSHE

¿Qué es el síndrome de la Arcada de Froshe?

El síndrome de la Arcada de Froshe, síndrome del túnel radial,  síndrome del supinador, neuropatía del radial, neuropatía del interóseo posterior o epicondilitis resistente es una neuropatía por atrapamiento en el canal radial, localizado en la parte lateral del codo que tiende confundirse con una epicondilitis o codo de tenista. Debemos pensar en una neuropatía del radial tras un tratamiento continuado para epicondilitis que no mejora.

Es importante saber que existen algunos músculos (supinador corto y extensor carpi radialis brevis) que pueden estar implicados en la génesis de las dos patologías, tanto epicondilitis como neuropatía del radial, por lo que los síntomas a veces pueden coexistir, lo que complica aún más el cuadro. 

Es una patología poco frecuente pero en realidad se cree que es  debido a que está infradiagnosticado, confundiéndose con una epicondilitis u otros dolores musculares del antebrazo sin un diagnóstico preciso. 

Realmente existen dos síndromes diferenciados en función de que la compresión sea a nivel del nervio radial (antes de la división en dos ramas) o del nervio interóseo posterior (tras la división), los que dará lugar a diferentes síntomas y dos síndromes diferenciados: síndrome del túnel radial y el síndrome del interóseo posterior.  

Se asocia a trabajadores manuales que realizan actividades repetidas de extensión y supinación, similar a la epicondilitis. 

Anatomía del nervio radial y túnel radial.

El nervio radial nace de las raíces C5-T1, desciende por la axila, atraviesa el espacio triangular del hombro y cruza la parte posterior del brazo sobre el canal de torsión y perfora el tabique intermuscular lateral del brazo para localizarse en la parte anterolateral del codo  entre el músculo braquial anterior y el músculo braquiorradial donde se inicia el túnel radial. Posteriormente se divide en la rama radial superficial y la rama radial profunda o nervio interóseo posterior. En la parte proximal del túnel radial el nervio no se ha bifurcado en las dos ramas y se encuentra en íntimo contacto con el músculo ECRB (extensor carpi radialis brevis), bandas fibrosas entre el braquiorradial y braquial anterior y la arcada vascular de Henry, por lo que la compresión a este nivel se denomina “Síndrome del túnel radial” y cuyos síntomas son fundamentalmente sensitivos (dolor antebrazo y parestesias en dorso de la mano) por la compresión de la rama superficial, pudiendo originar debilidad leve a la extensión de la muñeca y dedos. En la parte más distal del túnel radial el nervio ya se ha bifurcado, por lo sólo se producirá compresión de la rama profunda motora que dará lugar al «síndrome del nervio interóseo posterior”, el cual se comprime fundamentalmente en la parte proximal del músculo supinador denominado arcada de Froshe o a nivel distal del músculo supinador, cuyos síntomas fundamentales son motores, cursando con debilidad para la extensión de todos los dedos pero manteniendo la extensión de la muñeca ya que los músculos ECRB y ECRL no se verán afectados; puede originar un dolor profundo a nivel de la muñeca. 

Causas y factores de síndrome del túnel radial.

 Las causas de compresión pueden ser estáticas o dinámicas y se localizan fundamentalmente a nivel del borde proximal de la cabeza superficial del músculo supinador (Arcada de Froshe) (por uso excesivo), pero otras lesiones como bandas fibrosas, arcada vascular de Henry, borde medial del extensor carpi radialis brevis, lipomas, quistes sinoviales, fractura o luxación de cabeza radial, tumor neurogénico… también pueden desencadenar la compresión del nervio radial en la parte proximal o distal del túnel. 

En general, la causa fundamental es idiopática, muy ligada a actividades deportivas y laborales en las que se realiza un sobreuso de la musculatura epicondílea (similar al codo de tenista). Es típico en deportes de raqueta, al dar el revés de forma inadecuada, pero también en pacientes que trabajan con el ordenador y trabajadores manuales como pintores, mecánicos, carpinteros, cocineros, peluqueras o limpiadoras.

Síntomas. Epicondilitis resistente…

Los síntomas van a variar en función de la zona fundamental de compresión del nervio radial, produciendo dos síndromes diferenciados: síndrome del túnel radial (más frecuente) y síndrome del nervio interóseo posterior. 

  • SÍNDROME DEL TÚNEL RADIAL

Es el patrón más frecuente de dolor, también denominado Epicondilitis Resistente ya que simula un codo de tenista que responde mal al tratamiento. Cursa con dolor en cara lateral del codo, similar una epicondilitis, que suele irradiarse en la cara  lateral del antebrazo, con sensación de calambre y ardor que se incrementa con los movimientos repetidos de pronosupinación o extension en la muñeca. No suele cursar con pérdida de fuerza manifiesta salvo discreta debilidad o fallo al coger objetos similar a lo que ocurre en la epicondilitis. Ocasionalmente puede  producir acorchamiento en cara dorsoradial de la muñeca, pero es más frecuente en compresiones más distales como el denominado síndrome de Wartemberg. 

A la exploración es típico el dolor a la palpación 4-6 cm distales al epicóndilo lateral, que es donde se localiza el túnel radial. 

  • SÍNDROME DEL INTERÓSEO POSTERIOR 

Es menos frecuente, también denominado síndrome del supinador o síndrome de la arcada de Froshe, ya que es la principal zona de compresión del nervio. Se manifiesta fundamentalmente por síntomas  motores de debilidad a la extensión de los dedos sin debilidad a la extensión de la muñeca (ya que el ECRB y ECRL se inervan por ramas más altas). Puede acompañarse de dolor profundo a nivel del antebrazo y muñeca por ramas distales que inervan la cápsula articular pero la sensibilidad está conservada. 

Diagnóstico. Clínica, infiltración ecoguiada y, a veces, electromiografía.

El diagnóstico de presunción se basa fundamentalmente en la clínica y exploración física, ya que la mayoría de las pruebas como el electromiograma suelen ser normales, excepto en la compresión severa del nervio interóseo posterior, en la que sí podemos ver cambios.

La exploración física es determinante, ya que si presentan dolor a la palpación 4-6cm distal al epicóndilo lateral se considera sugestivo de síndrome del túnel radial. El dolor típicamente puede incrementarse con la extensión contrarresistencia del tercer dedo o supinación forzada. Los signos de Tinnel (calambre al percutir el nervio) y Valleix (dolor a la palpación profunda del trayecto del nervio) suelen ser positivos.  

El diagnóstico definitivo se puede establecer mediante ecografía con el denominado “test de supresión o bloqueo selectivo nervioso” que consiste en buscar el nervio radial y hacer una infiltración anestésica para evaluar si desaparecen los síntomas. Es la prueba más fiable para establecer el diagnóstico. Además, la ecografía puede valorar el dolor a la ecopalpación en todo el trayecto de nervio radial (signo del Valleix ecográfico) y cambios ecográficos en forma de tumefacción proximal y estrechamiento del nervio en la zona de compresión. 

La electromiografía es poco útil para el diagnóstico del síndrome del túnel radial, dado que existe escasa afectación motora y los resultados suelen ser normales. Puede tener utilidad en el síndrome del interóseo posterior, donde la compresión y afectación motora puede generar cambios en la conducción nerviosa, lo que confirmaría el diagnóstico.

Otras pruebas complementarias pueden ser útiles para valorar las potenciales causas de compresión. La radiografía simple puede evaluar luxaciones de la cabeza radial o cambios artrósicos, la resonancia magnética y ecografía pueden valorar gangliones o tumores…

Tratamiento. Terapias ecoguiadas y, a veces, cirugía!

El tratamiento se fundamentará en eliminar la causa que produce la compresión siempre que sea conocida: gangliones, tumores… y tratar los síntomas mediante Terapias Neurales, tanto con técnicas invasivas ecoguiadas como con fisioterapia. Los antiinflamatorios, anticonvulsivantes u otros fármacos utilizados para neuropatías tienen una escasa eficacia. Cuando no mejore con tratamientos conservadores, se planteará una intervención quirúrgica de descompresión del túnel radial. 

TERAPIAS NEURALES ECOGUIADAS

Son técnicas invasivas ecoguiadas aplicadas directamente sobre nervios comprimidos o dañados para despegar adherencias perineurales y reducir la conducción del estímulo doloroso. 

  • Neurodisección o hidrodisección ecoguiada: consiste en despegar adherencias con suero, anestésico y antiinflamatorio alrededor del nervio radial, lo que reducirá el dolor y calambre. Típicamente se suele aplicar en la zona de compresión, a nivel del túnel radial sobre la arcada de Froshe. Con frecuencia también lo realizamos sobre otra zona crítica de compresión: el tabique intermuscular en el brazo (entrada del canal radial). 

 

  • Radiofrecuencia pulsada: consiste en alterar la conducción nerviosa de un nervio hipersensible sin lesionarlo mediante calor. Es como “resetear» para desensibilizar al nervio y que se reduzca la transmisión del estímulo doloroso. Es una técnica ambulatoria e indolora que se aplica sobre el nervio radial en 2-3 puntos durante 4-6´ y elimina la sintomatología sin dañarlo. 
 

FISIOTERAPIA NEURAL

La aplicación de Terapias Neurales con técnicas no invasivas de  fisioterapia es eficaz en muchos casos para reducir la transmisión del estímulo doloroso mediante estiramiento y movilización neural que permiten despegar adherencias. Terapias avanzadas como la bomba diamagnética e Indiba Activ® son muy eficaces para reducir la inflamación del nervio, liberar adherencias y mejorar la nutrición y regeneración del nervio radial. 

FISIOTERAPIA NEURAL

En casos excepcionales en los que no mejora con tratamientos conservadores tras 6 meses o en casos de lesión motora del nervio interóseo posterior puede ser necesaria la cirugía de descompresión del nervio. 

 

Las técnicas de descompresión consisten en liberar el túnel radial de proximal a distal, eliminando todos los potenciales factores (bandas fibrosas, arcada de Froshe, gangliones…) y despegar adherencias mediante exoneurolisis del nervio. 

Los resultados son favorables en la mayoría de los pacientes siempre que el diagnóstico e indicación quirúrgica sean precisos. 

Los traumatólogos de Osium Trauma y Synergia somos especialistas en Terapias Neurales Invasivas Ecoguiadas y Cirugía de descompresión nerviosa para el tratamiento de las neuropatías por atrapamiento. Además, contamos con un equipo de fisioterapeutas que realizan fisioterapia neural para completar el tratamiento en pacientes con compresión del nervio radial o interóseo posterior. 

¡Que nada te impida moverte!

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