¿Qué es el síndrome compartimental crónico de la pierna?
El síndrome compartimental crónico, dinámico o compartimental del ejercicio (SCCE) es la aparición de dolor muscular intenso en la pierna durante la actividad física, pudiendo acompañarse de hormigueo en la pierna o pie y que cede con el reposo, debido al aumento de presión de uno o varios compartimentos musculares envueltos por las fascias.
Las fascias son envolturas elásticas de tejido conjuntivo que independizan diferentes grupos musculares, habitualmente con función similar, junto a los vasos que los irrigan y los nervios que los mueven. Las fascias son como “las vetas que vemos en el jamón”, que separan diferentes grupos musculares.
Estas fascias, a pesar de que son elásticas, tienen capacidad de dilatarse limitada, por lo que a partir de una determinada presión dentro del compartimento que envuelven no van a extenderse más, incrementando la presión del mismo. El aumento de la presión intracompartimental que ocurre durante la actividad física puede deberse a una pérdida de la elasticidad de la fascia (continente) o a un aumento del contenido (hipertrofia muscular, músculos supernumerarios, edema, tumores…) que hacen que se produzca una compresión e isquemia (reducción de la llegada de flujo sanguíneo) a músculos, nervios y vasos que se encuentran dentro del compartimento afectado. Esto originará dolor intenso por la afectación muscular y parestesias (hormigueo) por afectación neurológica.
En la pierna hay 4 compartimentos musculares: dos flexores (gemelos y flexores del pie) en la cara posterior, un extensor del pie-tobillo en la cara anterior y un compartimento lateral o peroneo. Los compartimentos más frecuentemente afectados de este síndrome en la pierna (que a su vez es el más frecuente del organismo) son el compartimento anterior y el compartimento lateral, y es ahí donde el paciente refiere el dolor habitualmente.
El deporte más frecuentemente asociado al síndrome compartimental crónico del ejercicio en la pierna es la carrera de fondo, pero también acontece en otros como fútbol, pádel, marcha… También puede ocurrir en el antebrazo, típico de deportes como motocicleta (motocross y moto GP), remo y deportes de agua, que se denomina síndrome del motociclista y se ha explicado más en detalle en otro apartado.
Típicamente, aparece en deportistas menores de 30 años, en ambos sexos y suele ser bilateral.


Causas del Síndrome Compartimental Crónico del Ejercicio
Debemos comenzar diciendo que la actividad física genera una redistribución del flujo sanguíneo en todos los deportistas, incrementándolo hacia las zonas del aparato locomotor que estemos ejercitando dado que son las zonas que más sangre necesitarán por el ejercicio que se está realizando.
En corredores de largas distancias u otro tipo de deportistas que padecen el SCCE, la presión en el compartimento afecto sufre un aumento desmesurado durante el deporte que se traduce en dolor progresivo, que generalmente desaparece rápidamente en reposo debido a la normalización de la presión. Este dolor suele volver cuando se reinicia o se incrementa la actividad y aparecerá a partir de una cierta distancia, la cual cada vez será más corta junto con una recuperación más larga una vez finalizado el deporte.
La causa del dolor, como hemos indicado, es una isquemia o déficit de riego transitorio en la microcirculación de los músculos y nervios que se encuentran dentro del compartimento afectado. Esta isquemia se desarrollará cuando la presión intramuscular supera el valor crítico de presión en los capilares que irrigan el músculo (alrededor de 30-50 mmHg), haciendo que los mismos se compriman y se obliteren (cierren), bloqueando el flujo sanguíneo.
Habitualmente, no existe una causa clara identificable como responsable de la aparición de este síndrome. Se ha notificado hasta en un 20-40% de los pacientes pequeños defectos en la fascia en forma de hernias musculares, pero en la gran mayoría la exploración física y los hallazgos por imagen ecográficos son normales. Es por ello, que en el desarrollo de este síndrome concurren varios factores al mismo tiempo (actividad deportiva + hipertrofia muscular + anatomía concreta como fascias tensas) que hacen que se produzca la sintomatología.

Síntomas del síndrome compartimental crónico del ejercicio
Los síntomas se desarrollan, como hemos dicho, cuando se alcanza un umbral determinado de presión intracompartimental durante el ejercicio. Es por ello, que aparecen a partir de un tiempo determinado de actividad deportiva o una distancia concreta de carrera. En cualquier deportista, a partir de 5-7 km de carrera, el volumen muscular puede aumentar hasta un 25% debido a la acumulación de líquido y el aumento del flujo sanguíneo y tono muscular, que en estos pacientes originará dolor. Los síntomas van a mejorar con el reposo, pero el inicio de los síntomas se adelanta en el tiempo y distancia a medida que van transcurriendo las semanas.
Los síntomas más frecuentes del síndrome compartimental crónico del ejercicio son los siguientes:
- Dolor intenso, ardor o calambres durante la práctica deportiva en el compartimento afecto que mejora al parar. El más afectado es el anterior y el lateral, por lo que a menudo los síntomas se refieren a nivel anterolateral de la pierna. Menos frecuentemente se afecta el compartimento posterior. Inicialmente mejoran inmediatamente en unos 15´ pero con el desarrollo pueden tardar incluso horas.
- Sensación de presión y rigidez en el músculo. Es una sensación subjetiva y no se puede objetivar a la exploración ni a la palpación del compartimento.
- Pérdida de sensibilidad. En los casos más evolucionados, se afectan los nervios que cruzan el compartimento afectado originando trastornos sensitivos en forma de hormigueo o disminución de la sensibilidad. Cuando se afecta el compartimento lateral se distribuye por la cara anterolateral de la pierna y pie (peroneo superficial), si se afecta el anterior se puede alcanzar la primera comisura en el pie (peroneo profundo o tibial anterior) y si se afecta el posterior puede llegar a la planta del pie (tibial posterior).
- Debilidad en la extremidad afecta. Los pacientes sienten sensación de claudicación por afectación muscular y neurológica incipiente. Pero en casos graves puede originar un pie caído (déficit de extensión del tobillo) por parálisis temporal de los nervios afectados.
Diagnóstico. ¡Un diagnóstico difícil si no se sospecha!
¡Doctor, tengo dolor en la pierna, se me duerme el pie cuando hago deporte y no me encuentran nada!
Esta es la tónica habitual en este tipo de síndromes, ya que si no se conoce o se sospecha, no se diagnosticará nunca porque las pruebas realizadas son casi siempre normales.
La historia clínica es fundamental, pero el diagnóstico debe ser de exclusión, es decir, llegar a él una vez descartadas otras patologías que son más frecuentes y originan un dolor en la pierna que se incrementa con el ejercicio: periostitis tibial o síndrome de estrés medial de la tibia, fracturas de estrés, tendinitis (peroneos, tibial anterior o posterior), roturas fibrilares, rabdomiolisis, hernias musculares o patología neurológica (hernias discales lumbares o neuropatías periféricas). Para ello, solicitaremos una batería de pruebas como resonancia lumbar, ecografía, electromiograma o analítica de sangre con enzimas (CPK) de destrucción muscular (rabdomiolisis).
Una vez descartadas esas patologías y con una clínica compatible, tendremos un diagnóstico de presunción, que podremos confirmar o aproximar de forma más fehaciente mediante la medición de la presión intracompartimental. Esta prueba consiste en la introducción de una aguja en el interior del compartimento con un dispositivo nos monitoriza la presión. Mediremos la presión en reposo pero, sobre todo, tras el ejercicio (se le pedirá al paciente que acuda tras realizar actividad física), lo que aporta más valor porque reproduce la presión en las mismas condiciones que cuando origina la sintomatología.

Tratamiento. Doctor, ¿voy a tener que operarme de este síndrome?
Sentimos decirte que, en la mayoría de los casos, sí tendrás que operarte, pero los resultados habitualmente son excelentes!!
- El tratamiento del síndrome compartimental crónico inicialmente es CONSERVADOR, reduciendo la actividad deportiva o modificándola si es posible para evitar su aparición: modificando la pisada si es por sobrecarga biomecánica o el tipo de entrenamiento. El uso de crioterapia, estiramientos, medias de compresión, pantorrilleras o cremas antiinflamatorias forman parte de las terapias que pueden utilizarse, pero a menudo los resultados son pobres y la recaída es frecuente. Los antiinflamatorios orales no son eficaces ni deben utilizarse.
- Habitualmente en pacientes que quieren seguir haciendo deporte o son deportistas profesionales el tratamiento es QUIRÚRGICO hasta en el 90%. La intervención quirúrgica consiste en la apertura de la fascia que envuelve al compartimento o compartimentos afectados (habitualmente el anterior y lateral). La fasciotomía (apertura de la fascia) actualmente la realizamos mediante técnica mínimamente invasiva ecoguiada o asistida endoscópica, para minimizar las incisiones y los riesgos.
Los resultados, como hemos indicado, son excelentes en la mayoría de los pacientes, con una reincorporación precoz (escasas semanas) a la actividad deportiva y mínimas recidivas.

En Osium Trauma y Synergia hemos desarrollado la Unidad interdisciplinar de Traumatología Deportiva formada por médicos, fisioterapeutas, podólogos y readaptadores especializados en lesiones musculares y tendinosas ligadas al deporte. Esto nos permite un tratamiento integral en todas las fases de recuperación de una lesión para una vuelta precoz a la actividad deportiva y sin riesgo de recaída.