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Las lesiones deportivas más frecuentes y cómo prevenirlas

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Las lesiones deportivas más frecuentes y cómo prevenirlas

Practicar deporte es muy importante para cuidar nuestra salud, pero como todo, hay que hacerlo de manera informada y sin excesos. De otro modo incrementaremos el riesgo de tener lesiones deportivas que afecten a nuestro sistema musculo-esquelético. En este post os explicamos todas aquellas que son motivo de consulta frecuente en Osium Trauma.

Las lesiones deportivas se clasifican en:

  • Lesiones agudas: se producen de forma repentina e inesperada, como los esguinces de tobillo o las fracturas en piernas o manos.
  • Lesiones crónicas: aparecen de forma periódica y surgen tras la práctica continuada de un deporte.

¿Por qué se producen?

  • Falta de calentamiento previo
  • Debidas a accidentes como caídas inesperadas
  • No usar un equipo deportivo apropiado
  • Utilizar una mala técnica
  • Falta de forma física

Las lesiones deportivas más frecuentes

  1. Lesiones de tobillo

Son las lesiones más comunes en el deporte. Se trata sobre todo de esguinces, éstos consisten en el desgarro del ligamento, existiendo distintos niveles de esguinces en función de la gravedad. También se puede llegar a tener una fractura de tobillo. Alrededor del 49% de las lesiones deportivas son de tobillo.

2. Lesiones de rodilla

Las sufren sobre todo los runners (corredores) y los practicantes de esquí. Las lesiones de rodilla más comunes son la tendinitis y el síndrome de la banda iliotibial. Además, hay otras lesiones graves que pueden provocar daños tanto en el cartílago como en los ligamentos. Los daños del cartílago producidos por la rotura de menisco se producen habitualmente en deportes como el tenis y el baloncesto en los que se pivota sobre la rodilla.

Lesiones rodilla

Otra afección que sufre la rodilla es la sinovitis, que es la inflamación aguda o crónica de la membrana sinovial que recubre la articulación de la rodilla. Puede ser debida a un traumatismo causado por un impacto directo sobre la articulación, a patologías (como la artritis), a una simple torcedura o a determinadas enfermedades infecciosas.

  1. Tendinitis

Consiste en la inflamación de un tendón, y suele originarse por la repetición de un determinado movimiento en el tiempo. Las tendinitis pueden conducir a diferentes lesiones deportivas como la epicondilitis lateral (también conocida como codo de tenista) que se da en deportes que requieren el uso de raquetas), la epicondilitis medial (codo de golfista) que se produce al practicar deportes como el golf, el tenis o en entrenamientos con pesas o la tendinitis rotuliana (rodilla de saltador) que se da en jugadores de baloncesto y voleibol.

  1. Lesiones en isquiotibiales

Muy habituales en aquellos que practican carreras a alta velocidad. Hay que prestar especial atención a estas lesiones ya que tienen alto grado de incidencia. Se trata principalmente de distensiones musculares.

Estas lesiones se dan con frecuencia al practicar deportes que implican correr rápido y detenerse bruscamente como el fútbol, el baloncesto, el tenis o el running.

  1. Lesiones de cuádriceps

Estas lesiones son muy dolorosas y pueden llegar a ser muy graves. Normalmente se trata de desgarros intramusculares, es decir, el músculo se desgarra de manera interna. Estos desgarros se producen tanto en el músculo como en el revestimiento que rodea el músculo.

  1. Fracturas

Las más habituales al practicar deporte afectan a piernas, brazos, tobillos, muñecas y dedos de las manos o de los pies.

¿Qué hacer ante una lesión?

Es importante dejar de hacer ejercicio físico en el momento que se perciban los síntomas de una lesión, ya que continuar con la actividad puede empeorarla y/o retrasar la recuperación. En los casos en los que aparezca un dolor intenso, sangrado abundante, exista sospecha de fractura o luxación, se haya producido una lesión grave en la cabeza o cuando una lesión previa se inflame o duela, es necesario acudir a un centro de atención sanitaria. En caso contrario, los síntomas suelen mejorar guardando reposo, aplicando frío en la zona afectada varias veces al día y manteniendo en alto (por encima del corazón) la zona lesionada. Para mitigar el dolor y reducir la inflamación, también se puede recurrir a analgésicos, antiinflamatorios o productos de aplicación tópica para un alivio inmediato del dolor muscular o articular.

En cualquier caso, si estas medidas no son suficientes y los síntomas persisten será necesario consultar o acudir al profesional sanitario competente.

Tips para prevenirlas

  1. Antes de comenzar cualquier tipo de entrenamiento consultar con un profesional para que te asesore en función de tu salud y condición física.
  2. Realizar un programa de entrenamiento que parta de un nivel adecuado y vaya progresando progresivamente.
  3. Evitar el sobre-entrenamiento.
  4. Realizar un buen calentamiento antes de cada sesión.
  5. Es fundamental estirar antes y después de cada entrenamiento haciendo hincapié en los grupos musculares en los que notemos molestias.
  6. Debemos observar unas buenas medidas para la correcta hidratación y nutrición, asimismo, es necesario descansar suficientemente entre una sesión y otra.
  7. Evitar descompensaciones entre grupos musculares.
  8. Escoger un material deportivo adecuado para la actividad deportiva.

Si crees que puedes tener una lesión, no dudes en consultarnos, en Osium Trauma somos especialistas en medicina deportiva y encontraremos el tratamiento que mejor se adapte a tu caso para una pronta y segura recuperación.

 

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